martes, 5 de abril de 2011

Un día como hoy

Hoy por un cajón de mi habitación encontré un tesoro que me llevo cerca de ti de nuevo, mi reloj se paro y retrocedió en el tiempo. Mientras leía aquellos textos imaginaba tu voz aterciopelada narrandolos y  reviví aquellas tardes junto a ti, esos tiempos en los que yo era una inocente niña y tu mi mejor maestra, mi mejor ejemplo a seguir. Aquellos tiempos en los que éramos inseparables, en los que me ofrecías tu vivencia, tu sabiduría, tu experiencia, tus recuerdos y yo los plasmaba en papel con las faltas de una niña y letra algo abstracta. Nos reíamos sin parar, tu risa era como una inyección instantánea de felicidad para mi, sí, la felicidad y tu ibais unidas. Y eras realmente hermosa, tanto fuera como por dentro, tan hermosa como aquellas rosas que regábamos juntas. Y es que son tantos momentos compartidos, me has ofrecido tanto... Recuerdo como hace unos 5 años tu me consolabas porque me veías triste, tu no sabias que me pasaba y decías inocentemente: "anda, ¡no seas tonta! ¿así te pones por un simple dolor de barriga? Mañana veras como estas nueva" y me sacabas una sonrisa al instante en esa época tan dura. También recuerdo de más pequeña tus famosas patatas o "ruedas de carro" como tu las solías llamar, tan deliciosas y mejor aun me sentaban si las comía a tu lado mientras  tu me cantabas y yo te pedía sin cesar otra canción más. Y es que tu voz me envolvía en una paz interior, en un bienestar inmenso al saber que tenia conmigo a una gran mujer, a una gran luchadora, a una persona que supo aprovechar su vida, a una persona que inspiraba positividad, que derrochaba felicidad por donde iba, a una persona que daba sin pedir nada a cambio, al saber que tenia conmigo... a mi abuelita.

Y en la noche más estrellada mirare al cielo y esbozare una sonrisa al ver la estrella que más brilla, tú.

Te quiero.







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