martes, 15 de febrero de 2011

Mi ángel

Mis ojos se abren, contemplan unos leves rayos de luz que se cuelan en mi cuarto. Por un momento creí confundirlos con la aparición de un ángel, un ángel resplandeciente, de ojos claros y mirada pura, mi ángel. Volví a la realidad y di los buenos días a la mañana y pensé: el dormir, el soñar es inútil porque yo ya estoy en el sueño de mi vida. Primero, por ser privilegiada de gozar de esto que llaman mundo y segundo por tu estar en él o mejor dicho, en el mio. Y así es como ahora cada mañana despierto, feliz, soñadora en vida. No más miradas tristes, no más lágrimas derramadas si no son de alegría, me convertí en algo repelente para lo malo. Y es que la vida enseña, no hay mejor escuela. Hoy doy gracias por hacerme más fuerte, más savia... esas luchas, esas derrotas con la mirada perdida y la piel en carne viva me sirvieron para  levantar y agarrarme de nuevo a la vida y plantarle cara pero esta vez sin bajar la mirada ni dar un paso atrás, la mire de frente y lo vi todo más claro y entre esa claridad apareció mi ángel. Por eso cada mañana al despertar  confundo esos rayos de luz contigo, con mi ángel. Y es que todo se reduce a ti, todo va a parar a ti, mi ángel.


No hay comentarios:

Publicar un comentario